viernes, 14 de noviembre de 2014
El Polaco
El miércoles 12 de Noviembre vagando por Rahue Bajo conocí don Mario Utreras. Yo estaba en el viejo puente San Pedro, haciendo hora, sacando fotos a los peatones. Ya había recorrido todo el barrio, psicopatiado harta gente, rescatado una que otra foto.
Lo vi venir a lo lejos, tambaleando. Paso al lado de una señora con un niño, algo le dijo. La señora rió, cruzaron un par de palabras y lo dejaron.
Cuando se acercó a mí pensé en que no tenía ni una solo moneda para darle, luego en fotografiarlo, pero recordé algunos reproches que recibí por retratar gente ebria.
Don Mario no venía tan empipado, apenas se acercó me asalto con una pregunta "Joven, dígame usted ¿Como se llama este puente?, ¿Sabe como se llama este río?", - Puente San Pedro y río Rahue - Dije seguro de mi respuesta. "Errrrror, este es el río de las Canoas"
Me contó de los vapores que venían de toda la zona con trigo para el molino al lado del antiguo puente que daba a la calle 5 de Abril, de la barraca Gimpel que ocupaba todo el espacio donde hoy esta el casino. Encontraba que la ciudad había cambiado y para peor.
Me explico su rabia a como los hijos de Carolia Toha y Michelle Bachellet habían ridiculizado la cueca. De su pasado, de su hijo en el extranjero, de su hija que le dio un nieto, de que era originario de Río Bueno. Trabajo muchos años en Bahía Mansa en barcos, pero nunca pescador, moviendo el alerce de la zona. Fue dirigente de las empresas sanitarias hoy Essal. Boteó en el lago Puyehue y le salvo el hijo a una señora en un días de muy mal tiempo.
Le hacia el quite al vino blanco, pero al tinto "Allá vamos". "Tengo un amigo de apellido Loncomilla, yo le digo a mi compadre cabeza de oro por que lonco es cabeza y milla oro, un día le dije que el era un loncopunun...un cabeza de pichula".
Le molestaba el que nadie lo pescara mucho cuando estaba solo un poco pasado de copas, el que las mamás no le enseñaran a sus hijos el nombre histórico del río y el que la niña, de la pareja que estaba sentada en una banca metros mas allá, fuera mas efusiva que el muchacho (encontraba muy pavo al tipo).
Me dijo que no me casara, que las mujeres viejas eran mejores, que no usara celular pues son el mal de nuestros tiempos. Y también un extraño secreto sexual: debo poner una pila de reloj bajo el colchón.
Me pidió dos cosas, que le contara a mis papas que había estado con él y que si podía le regalase una foto. Nos fotografiamos, reímos y despedimos. Imprimí una copia de una de sus fotos y la tengo en la billetera por si me lo vuelvo a encontrar por ahí.
"Debiste haber grabado la conversación" y se fue.
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